El panorama diplomático en América Latina se ve sacudido tras el sorpresivo operativo policial en la embajada de México en Quito, Ecuador. El objetivo: capturar al exvicepresidente Jorge Glas, refugiado en la sede diplomática mexicana desde diciembre pasado.
El exvicepresidente ecuatoriano, condenado por corrupción por la justicia de su país, encontró asilo en la embajada mexicana como medida de protección frente a las autoridades ecuatorianas. Sin embargo, la incursión de la policía ecuatoriana en la embajada mexicana desencadenó una respuesta contundente por parte del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien ordenó la suspensión de las relaciones diplomáticas con Ecuador.
El embajador encargado de México en Ecuador, Roberto Canseco, se enfrentó valientemente a los agentes durante el operativo, defendiendo la soberanía de su país. La situación, calificada como una violación flagrante al derecho internacional por parte del mandatario mexicano, ha generado una ola de críticas y condenas por parte de diversos gobiernos de la región y organismos internacionales.
Las reacciones no se han hecho esperar. Desde la presidenta de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, quien denunció el acto como una violación intolerable del derecho al asilo, hasta el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien calificó el incidente como sin precedentes en la historia latinoamericana. Incluso Nicaragua ha roto relaciones diplomáticas con Ecuador en solidaridad con México, considerando los acontecimientos como insólitos y repudiables.
El gobierno ecuatoriano, por su parte, defiende su actuación en aras de la soberanía nacional y la lucha contra la impunidad. Sin embargo, la controversia persiste, especialmente en torno al derecho al asilo político y las acciones que se pueden tomar en el marco de la justicia internacional.
El caso de Jorge Glas es solo un capítulo más en la compleja trama política y judicial que ha sacudido a Ecuador en los últimos años. Condenado por delitos de corrupción, Glas encontró en el asilo diplomático mexicano un respiro ante lo que su defensa considera una persecución política. Sin embargo, la decisión de las autoridades ecuatorianas de intervenir en la embajada mexicana ha generado un nuevo punto de inflexión en esta controversia.
La situación plantea interrogantes sobre el respeto a los derechos humanos, la protección de los refugiados políticos y el papel de las instituciones internacionales en la defensa de estos principios fundamentales. Además, pone de manifiesto las tensiones políticas y diplomáticas en la región, que pueden tener repercusiones a largo plazo en las relaciones entre los países involucrados.
En medio de este escenario, queda claro que el caso de Jorge Glas y el operativo en la embajada de México en Quito son solo el reflejo de una realidad política compleja y en constante evolución en América Latina. La búsqueda de justicia, la protección de los derechos humanos y el respeto a la soberanía nacional seguirán siendo temas centrales en el debate público y en la agenda diplomática de la región.
By Gabriela Torres